Mediante concursos, nos fuimos acercando a las necesidades de una Escuela Infantil.
Como los niños, los edificios para ellos debieran tener un lenguaje específicamente sencillo, pregnante, gestual.
Que el adulto sepa si hay un niño gateando tras la puerta que abre; que el niño no se pille los dedos con ellas, que la ventilación natural evite realmente el aire acondicionado; que el suelo esté suficientemente tibio para el gateo; no demasiado para las piernas del adulto; que los cuartos de cambio funcionen como peceras, donde el adulto pueda seguir viendo todos los rincones de las aulas a las que sirve; que en el control de esfínteres puedan compartir sus logros…
El por fin desarrollar La Escuela de Alcalá me permitió además optar a distintas colaboraciones con La CAM en materia de Educación Infantil, incluidas otra Escuela Infantil, adaptación de zonas de primaria en desuso a zonas de Educación Infantil en 7 colegios de la CAM y supervisión de trabajos similares que se iban realizando en distintos ayuntamientos con la ayuda de la CAM.
